¿A quién no le ha pasado alguna vez que estando tranquilamente en casa de repente le apetece escuchar esa canción melancólica que tanto le gusta? Pues la ciencia ha descubierto que si nos gusta escuchar música triste se debe en realidad a una adicción a una hormona, la prolactina.
La prolactina es la hormona responsable de calmar el estado emocional de la pena y la tristeza, sobre todo actúa como calmante ante momentos de intenso dolor, para que no llegue a un extremo peligroso. Al escuchar canciones melancólicas y música triste, la hormona se dispara, y una vez que obtenemos prolactina sin dolor psicológico, y el cerebro envía señales para que pare, entonces nos sentimos mejor.
Según David Huron, profesor de la Escuela Estatal de Música y Centro para la Ciencia Cognitiva de Ohio, en los estudios que llevó a cabo, investigó la posibilidad de que las personas a las que le gusta la música triste, obtienen una enorme inyección de prolactina, en cambio, a las personas que odian las canciones triste, no segregarían dicha hormona.
Lo cierto es que muchos de nosotros nos hemos refugiado alguna vez en las notas melancólicas de una canción triste, ya sea para olvidar o recordar un antiguo amor, incluso hemos llegado a derramar alguna lagrima escuchando esa canción mítica que nos emociona por algún momento pasado de nuestras vidas.
Lo que podemos afirmar es que la música es una herramienta emocional, que va directa al corazón, y tiene el poder de trasportarnos a un determinado momento de nuestra vida, a una memoria o suceso, tanto bueno como malo.
En OriginalMusic hemos realizado una pequeña recopilación con algunos de los temas, para muchos, considerados como las canciones más tristes de la historia:
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