Lo que la Canción del Verano le hace al cerebro

Quedan pocos días para que termine la temporada estival, y a éstas alturas ya sabemos que sin duda, “Bailando” de Enrique Iglesias ha sido la canción del verano. Esa canción que has escuchado hasta la saciedad todos los días por la radio, que te persigue cuando vas de compras o pones la televisión, y que no consigues borrar de tu mente. Pero, ¿Sabes qué es lo que le ocurre a tu cerebro cuando escuchas la canción del verano? Te lo contamos en el siguiente articulo.

¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas la Canción del Verano?

La industria de la música parece haber dado con la formula del éxito para la canción del verano: cuantas más veces la escuches es más probable que te acabe gustando, y eso a pesar de que al principio te parezca un tema horrible. De hecho, más de uno se habrá sorprendido a si mismo tarareando el último gran éxito de un cantante al que ni siquiera soporta. Pero, ¿cuál es el mecanismo por el que una canción secuestra nuestro cerebro?

Según un equipo de investigadores, se debe al “Efecto de la familiaridad”, es decir, que tu cerebro siente más placer cuando reconoce una canción conocida que cuando escucha una nueva del estilo que a ti te gusta. El efecto es tan fuerte que incluso lo han llegado a comparar con el «Síndrome de Estocolmo», el término con el que se describe la simpatía que desarrolla algunas víctimas con sus secuestradores. Lo que significaría que cuanto más tiempo estés expuesto a la canción, al final te terminará gustando a pesar de ser horrible.

La comunidad de neurocientíficos prefiere llamarlo «Efecto de mera exposición», según el cual, al cerebro le gusta encontrarse con cosas que ya conoce, y en algunas fases del desarrollo, el fenómeno llega a ser casi enfermizo, por eso los niños pequeños no hacen más que ver una y otra vez la misma película de dibujos animados.

En cuanto al hecho de que no te puedas sacar la canción del verano de la cabeza, se debe al denominado “Síndrome de la Canción pegadiza” (“Earmworm” o «gusano del oído» en inglés). Concretamente, los «Earworms» son fragmentos de entre 30 y 45 segundos de una canción, a veces se trata tan solo del estribillo, que uno no puede parar de repetir en tu cabeza sin motivo aparente y de manera incontrolada. Además, el efecto es mayor si la canción es lo primero que escuchas al levantarte, o lo último que oíste por la noche antes de dormir.

En ambos casos la melodía se queda pegada en el córtex auditivo del cerebro, encargado de procesar los sonidos. Y la necesidad de tararear esas canciones una y otra vez, funciona como una especie de «picor mental», que solo se alivia repitiendo una y otra vez la melodía. El síndrome de la “Canción pegadiza” puede durar desde unas horas a varios días.

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